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Dios guíe tus pasos en este día.
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día. (Salmos 25:4-5 RVR1960)
Tenemos que tener en mente estas dos ideas: la absoluta necesidad de la guía divina, y la absoluta certeza de obtenerla. El Señor sabe bien que somos por completo incapaces de hacer lo que es santo y celestial, excepto en tanto que El obra en nosotros, por lo que sus ordenes pasan a ser promesas, en cuanto a lo que tenemos que hacer; y nos guía y conduce en todo momento. No solo en dificultades especiales y en tiempos de perplejidad, sino en el curso de la vida diaria, podremos contar con su instrucción para seguir su camino y mostrarnos su senda.
No dejes de confiar en El.
Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. (Salmos 27:13-14 RVR1960)Sino hubiera sido por su fe en Dios, su corazón hubiera desmayado. Pero en la seguridad y confianza en Dios que da la fe, se insta a si mismo a esperar a Jehova.Uno de los motivos principales para esperar en Dios, uno de los más profundos secretos de su bendición, es la convicción firme y confiada de que no es en vano; el valor de creer que Dios nos oirá y nos ayudara; esperamos en Jehova, un Dios que nunca puede decepcionar a su pueblo.
Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. (Salmos 27:14 RVR1960).
Estas palabras se encuentran con frecuencia en relación con alguna empresa difícil, ante la perspectiva de una lucha con fuertes enemigos, y ante la lastimosa insuficiencia de todo esfuerzo humano. ¿Es el esperar en Dios una obra tan difícil que sean necesarias estas palabras: esfuérzate y alientese tu corazón? Sin duda alguna. La liberación que hemos de esperar es de enemigos nuestros, ante cuya presencia somos impotentes. Las bendiciones que hemos de pedir son todas espirituales e invisibles; cosas imposibles para con los hombres; realidades celestiales, sobrenaturales, divinas. Nuestro corazón está a punto de desmayar. Nuestras almas están tan poco acostumbradas a tener amistad con Dios, que el Dios en el que esperamos a veces parece que se esconde. Los que tenemos que esperar nos sentimos tentados a temer que no esperamos bien, que nuestra fe es demasiado débil, que nuestro deseo no es tan recto o tan sincero como debería ser, que nuestra entrega no es completa. Entre todas estas causas de temor o duda, ¡que bendición es oir la voz de Dios: Espera en el Señor. Si espera a Jehová. Que nada en el cielo, en la tierra o en el infierno, nada, te impida esperar en tu Dios con la completa certidumbre de que no puede ser en vano.
Aprende esta lección:
no vas a esperar en ti para ver lo que sientes y los cambios que ocurren en ti. Vas a esperar en Dios, para saber primero lo que El es y luego lo que hará. ¡Dios es amor! Esta es la sola y única garantía de nuestra expectativa. El amor busca lo suyo: el amor de Dios es precisamente su deleite en impartirse El mismo y su bendición a nosotros. Ven y aunque te sientas débil, espera en su presencia.
Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón. (Salmos 31:24 RVR1960).
Todo nuestro esperar depende del estado del corazón. Un hombre es y cuenta delante de Dios según es su corazón. No podemos adelantar un paso en el santo lugar de la presencia de Dios para esperar en El allí, a menos que nuestro corazón sea preparado para ello por el Espíritu Santo..