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Andamos en nueva vida. 

 

Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos: 6:4)

Nacidos de Dios: Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 1 Juan 3:9

Nuevas todas las cosas: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas 1 corintios 5:17

Hechos por Dios: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios: 2:10

El pasado quedo atrás.

 

Si todo es nuevo, lo pasado quedo atrás, si somos nacidos de nuevo, hechos nuevamente, trasformados, entonces qué derecho tiene el pasado sobre nosotros?

El pasado:

El hecho el pecado a lo profundo de la mar: Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados. (Miqueas 7:19)

Hay gente que no perdona el pasado y otros están recalcando lo que fueron cuando ni Dios recuerda, porque por eso nos perdonó.

Otros cometen algún error y aunque Dios les perdona parece que los demás en vez de prestarle la mano y ayudarle a salir del problema los hunden más, y sacan a relucir el problema aquel o pasado.

Moisés tuvo un problema: algunos dicen que fue por golpear la roca dos veces tipificando a Cristo, otros por la intercesión por el pueblo lo cierto fue que no entro en la tierra prometida: Y diciendo esto, Moisés levantó la mano y golpeó dos veces la roca con el bastón, y brotó mucha agua. Así la gente y el ganado se pusieron a beber. 12Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón: —Puesto que ustedes no tuvieron confianza en mí ni me honraron delante de los israelitas, no entrarán con esta gente en el país que les he dado.

Pero Dios perdona su error: El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra  el diablo disputándole el cuerpo de Moisés,  no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente  le dijo: “¡Que el Señor te reprenda!”

Parece que se recordó el problema de moisés para la disputa de su cuerpo pero Dios recordó su misericordia y perdón.

Conclusión: olvida las huellas del pasado eres nueva criatura hecho por Dios. Nadie tiene derecho a recordarte el pasado, eres nacido de Dios.

 

"Sin embargo Samuel ministraba ante el Señor, siendo aún joven,... Y el joven Samuel iba creciendo, y se hacía agradable, así para con el Señor, como también para con los hombres. Y el joven Samuel servía al Señor ante Elí;... Y él (Elí) dijo: Cual es la palabra que te habló? Te pido que no me lo encubras; así Dios te haga, y otro tanto, si me encubrieras alguna palabra de todas las que te habló.... Y crecía Samuel, y el Señor era con él, y ninguna de todas sus palabras dejó caerse por tierra. Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, conoció que Samuel estaba confirmado por profeta del Señor. Y continuó el Señor a aparecer en Silo; por cuanto el Señor se manifestaba Samuel en Silo por la palabra del Señor." (1 Sam. 2:18,26; 3:1, 17,19-21).

 

"Delante del Señor" 

 

"Samuel ministraba ante el Señor, siendo aún joven." "Ante el Señor." Él creció ante el Señor. Es decir la primera cosa que debe ser verdad en nosotros que toda nuestra vida no sea vivida ante hombres, pero si ante el Señor; que siempre haya eso sobre nosotros, que habla de una vida interior delante del Señor. Cuando estamos solos, cerrados en nuestro cuarto con El Señor, entonces todo es muy puro. Sabemos muy bien que allá delante De él no hay decepción, no hay fingimiento, no hay fantasía. Sabemos muy bien cuando estamos a solas con El Señor que toda artificialidad es desnudada.

En la presencia de Dios.

 

Allá nosotros sabemos que somos vistos por dentro, somos conocidos completamente; no podemos colocar ningún camuflaje, ningún disfraz, en la presencia del Señor. Allá somos lo que somos, y sabemos esto, y no hacemos cualquier pretensión, tan transparente, tan claro, tan sincero como es en Su presencia; sin fingimiento, sin máscara, sin fantasía, sin falsos caminos. No podemos quedarnos en un pedestal en la presencia del Señor. Cuando andamos con las personas, podemos vestir muchas cosas para cubrirnos, a fin de que las personas crean en nosotros; podemos hacer cosas muy artificiales. Incluso cuando estamos orando en la presencia de otras personas, podemos ser cualquier otra cosa, pero no naturales. Estamos tan conscientes de ellas, y comenzamos a orar por ellas en nuestras oraciones.

No actuamos de la misma manera como cuando estamos a solas con El Señor, nosotros no preparamos nada, entonces. Nos quedamos exactamente en la base de aquello que somos, con naturalidad; nosotros no podemos ser diferentes a no ser perfectamente naturales. Aquello que somos cuando estamos en la presencia del Señor debemos ser cuando estamos delante de las personas, en la vida pública. Es importante, es esencial. Usted ve, cualquier cosa colocada entre las personas, cualquier cosa artificial, no es nuestra medida, absolutamente; es una falsa medida, y esto puede estar impidiéndonos de crecer en la vida espiritual.

"Samuel servía ante el Señor." Podemos aplicar esto para cada esfera y para cada situación de la vida. “Y todo cuanto que hagáis, hacedlo de todo el corazón, como al Señor, y no a los hombres” (Col. 3:23). Dios habló para Abraham, “... Anda en mi presencia..." Esto puede ser muy simple en esos términos, sin embargo es algo que tiene que ver con  el crecimiento espiritual. Personas así irán a proseguir, irán a crecer.

La Revelación “del Misterio”

 

“... haciéndonos conocer el misterio de su voluntad..." (EF. 1:9). "... Como me fue dado este misterio manifestado por la revelación... mi comprensión del misterio de Cristo... Y demostrar a todos cuál sea la dispensación del misterio, que desde los siglos estuvo oculto en Dios” (Ef. 3:3, 4,9). “Grande es este misterio; lo digo, sin embargo, acerca de Cristo y de la iglesia.” (Ef. 5:32). "... Y por mí; para que me sea dada, en el abrir de mi boca, la palabra con confianza, para hacer notorio el misterio del evangelio,”                 (Ef. 6:19).

Destacamos a través de la carta a los Efesios esta característica – “misterio”. ¿Cuál es su significado? Hay dos lados. De entrada, “misterio” significa algo que ha sido mantenido escondido, que no podría ser reconocido, claramente visto o entendido. Era un asunto escondido lo que llamamos secreto; y nos es dicho que Dios guardó este secreto, este misterio, escondido por todos los siglos y generaciones, pero que ahora lo hizo conocido. Algo que estaba oculto, un misterio, ha sido ahora declarado.

Pero, entonces, hay el otro lado, que también es perfectamente claro que aún después del secreto haber sido declarado, las personas no consiguen entrever, a menos que Dios les dé iluminación al respecto. Aunque este sea el tiempo en lo cual él es declarado, él aún es un misterio hasta que Dios abra los ojos y dé iluminación. Pablo dijo: “por revelación fue me hecho conocer el misterio”; de modo que es una cuestión de misterio siendo explicado, o iluminado a nuestros corazones, y en que nosotros entreveamos eso es que llegamos a una expansión espiritual. Nos movemos en dirección a la plenitud cuando entrevemos “el misterio”.

 

El misterio de Cristo. ¿Qué es lo que el misterio viene a ser cuando usted mira en el Nuevo Testamento? Bien,  usted descubrirá que es una encarnación de un gran ser espiritual y sobrenatural. Es decir perfectamente claro y simple con relación Cristo. Dios estaba en Cristo este es el misterio. Los días de Su carne, nadie entendió este misterio, estaba oculto.

Ellos sintieron que había algo misterioso sobre Él, algo que era diferente, ‘un otro’, superior. Ellos no podían alcanzar las profundidades De él, como decimos; ellos apenas podían comprenderlo. ‘Existe algo sobre este hombre que no podemos comprender. Él es diferente, Él frustra todas nuestras tentativas de explicación. Hay un misterio sobre Él’. "El mundo no lo conoció” (Juan 1:10). Es el misterio de Dios en Cristo, Dios apareciendo en la forma de hombre, Dios hecho a la semejanza del hombre. 

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