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Este es el toque terrenal, las divisiones de la vida terrenal.
Pero ‘en los lugares celestiales’ no hay toque terrenal, y esto resulta en no haber hombre terrenal. Aquí en ‘Efesios’ tenemos contacto con el hombre espiritual, Cristo, y, entonces, con ‘el nuevo hombre’. Aquí no hay judío, ni griego: es Judío y Griego traído juntos en amistad; aquí no hay siervo y libre; aquí no hay ninguna de aquellas divisiones absolutamente, pero un nuevo hombre en Cristo. "Él nos hizo uno, y derrumbó la pared de división... para crear en Sí aún de los dos un nuevo hombre”. (Ef. 2:14) Así, esto espiritualmente y celestialmente significa que conocemos a los creyentes solamente en Cristo. Nosotros no los conocemos por aquello que ellos son en sí mismos, ni por lo que son religiosamente - si pertenecen a esta o a aquella, o no pertenecen a este o a aquel. Esas cosas no entran en consideración absolutamente. Conocemos los hermanos en Cristo, y la medida de nuestra unidad práctica será la medida de Cristo. Nosotros vamos hasta donde podemos con la medida espiritual de cada uno; hacemos de eso la cosa que gobierna.
Si tenemos que profundizar y ampliar en la comunión, debemos crecer en medida espiritual.
El crecimiento espiritual resultará en una expresión más llena de comunión. Esta es la enseñanza de la carta a los Efesios. El crecimiento espiritual, entonces, es una cuestión de distanciarse del nivel del viejo hombre, ‘de las cosas terrenales’, en el sentido de los corintios - e incluso religiosamente, en el sentido de los gálatas, de modo que Cristo conocido en la forma espiritual sea el terreno donde vivimos. Otras cosas no gobiernan, absolutamente; es el propio Señor y las cosas que son espirituales que predominan con nosotros. Este es el terreno celestial.
Sólo Valores Espirituales nos Importan. Ahora, que es lo más importante para mí? Donde estoy viviendo? Es en este miserable campo terrenal de personas y cosas aquí abajo, o es en el campo de Cristo? Es la vida espiritual y los valores espirituales que interesa? Si pudiéramos levantarnos y verdaderamente decir ‘no me importa ni un poquito como alguna cosa me afecta personalmente; la cuestión es: - Cuanto del Señor hay en esto? Cuanto puede haber para Él? Yo no soy influenciado por la relación con las personas aquí abajo; tomo el campo más elevado de los lugares celestiales y los encuentro, no como esto, aquello o alguna cosa más de acuerdo con la designación terrenal, pero yo los encuentro en Cristo, el nuevo hombre’.
* La necesidad profunda de esperar en Dios se halla en que Dios formo al hombre para que fuera un vaso en el cual El pudiera manifestar su poder y su bondad. El hombre no tiene en sí mismo la fuente de su vida, su fuerza, su felicidad. El Dios eterno ha de ser en todo momento quien le comunique lo que necesita, depender de Dios en sus infinitas riquezas y amor. Al hombre solo le resta tener gozo de recibirlo todo, en todo momento, de la plenitud de Dios.
De su gracia tomamos todo y de su plenitud.
Que Dios tan bueno, que nos da más de lo que necesitamos.
Te invito en este día, para que reconozcas a Dios como el dador de tu bien.
Dios te bendiga.
Solamente en Dios descansa mi alma; de El viene mi salvación. Salmos 62:1.
Solamente en Dios descansa mi alma; de El viene mi salvación. Salmos 62:1.
Si la salvación viene verdaderamente de Dios, y es enteramente obra suya, como fue nuestra creación, resulta de modo natural, que nuestro principal deber es esperar en El para que haga la obra como a Él le agrade. El esperar pasa a ser el único camino para llegar a la experiencia de la plena salvación, el único camino en realidad, de conocer a Dios como el Dios de nuestra salvación.
Dios te bendiga
"Tu salvación espere, oh Jehova" Génesis 49:18.
No es fácil decir exactamente en qué sentido uso Jacob estas palabras, en medio de sus profecías con respecto al futuro de sus hijos. Pero, sin duda indican que tanto el como sus hijos esperaban solamente en Dios. Era la salvación de Dios lo que esperaban; una salvación que Dios había prometido y que Dios solo podía obrar. Jacob sabía que tanto él como sus hijos estaban bajo el cuidado de Dios. Jehová, el Dios eterno, mostraría en ellos su poder. Estas palabras señalan la maravillosa historia de la redención, que no ha concluido todavía, y el glorioso futuro en la eternidad a la cual conduce. Nos sugieren que no hay más salvación que la salvación de Dios, y que el esperar de Dios esta salvación, sea para nuestra experiencia personal, o para círculos más extensos, es nuestro primer deber y nuestra verdadera bienaventuranza.
Dios te bendiga